Si vas a votar por Keiko, recuerda que votarás por un estilo de gobierno que destrozó el país. Vas a votar por el legado de un gobernante que desde el primer día hizo todo lo contrario de lo que prometió. Vas a votar por el legado de un presidente que nos acostumbro a la frase "yuca con ellos" (o sea, 'los engañé", "soy más vivo", "los fregué"). Vas a votar por el legado de un presidente que vendió todo lo que pudo nuestro Perú por monedas. Vas a votar por el legado de un presidente que instauró la corrupción sistemática en el Poder Judicial, que instituyó las planillas secretas en todo el aparato estatal, que destruyó la carrera de oficiales honestos, que fue parte del saqueo del fondo de pensiones militar policial.

Recuerda que ese presidente, que inspira a su hija Keiko, corrompió congresistas, alcaldes, políticos, periodistas, compró medios de comunicación, financió la televisión basura de Laura Bozo y los reality shows arreglados y pura trafa. Recuerda que ese presidente que inspira a Keiko le regaló 15 millones de nuestros dólares a Montesinos (ahí están, congelados en un banco en Luxemburgo). Recuerda que aún debe rendir cuenta por más de 6 mil millones de dólares “desaparecidos” de las cuentas del Estado.

Así son las cosas, simples, crudas. El fujimorismo se asienta en la admiración a un presidente que se fugó del país cuando ya le fue imposible tapar el escándalo de los vladivideos; se basa en la admiración y lealtad (!) a un "peruano" que reivindicó su nacionalidad japonesa postulando al parlamento de Japón para evadir la justicia en nuestra patria.

Por eso, votar por Keiko no es sólo votar por una candidata joven y carismática; votar por Keiko es votar por todo el legado oscuro de su padre.