A pesar de los pesares, y como respuesta a quienes insisten en lo contrario, propongo que apostemos por la amnesia, juntos o divididos, pero apostemos por el olvido. Sobre todo en los momentos que vive el país, de tantos reclamos, ofertas y contra ofertas. Recordar tiene graves efectos secundarios. Y yo, al menos, como muchos de ustedes si me leen, prefiero no saber, olvidar si he sabido y seguir viviendo tranquilo.

No me vengan a contar que este día tuvo su origen en los United? Por favor! Cómo va a ser? Me dicen que unos cuantos miles (centenares de miles, dices?) en Chicago se quejaban de sus condiciones de trabajo? Carajo! Siempre lo mismo. Si no tienen trabajo, protestan y si tienen trabajo también protestan? Que se quejaban de las condiciones de trabajo? Porque tenían jornadas de 16 horas? Porque hombres, mujeres y niños compartían "camas calientes"? Que les pagaban poco? Y qué más querían? Descansar? Jugar? Estudiar? Votar? No me jodan! Repito, NO ME JODAN!

Ah, pero metieron presos a los dirigentes, cierto! Bueno, de eso sí me quiero acordar y también que los mataron, para que aprendan! Y no quiero que repitan que no hubo pruebas, que se manipuló al jurado; se lo merecían por revoltosos y punto. Y no se hable más de Chicago, salvo que sea de los Chicago Bulls de Michael Jordan o del eterno soft rock de la banda Chicago que escuchaba de chibolo; de eso es de lo único que sí me quiero acordar.

Y además NO QUIERO RECORDAR ni hacer comparaciones odiosas entre los United y el Perú? Qué saco con saber que los pulmones de los mineros se revientan, acaso no dicen que los indios, cholos y negros son fuertes? Que me ponga a pensar en los campesinos? Carajo, dale con eso! Si siempre vivieron pobres, acaso es mi culpa ahora? Que no se dan cuenta que la fucking ecología cuesta y que por eso nunca la presupuestan cuando planean la invasión, digo la inversión, en esas tierras?

Y por eso me uno a quienes dicen que no jodan con el cuento de las ocho horas si gracias a la prosperidad económica, muchos (me incluyo) trabajamos 10 o 12 horas sin que nos paguen más y no nos quejamos ni estamos haciendo alborotos. Y si reclamo, reclamo solo, por mí mismo, no por otros ni a través de otros. Que a mí nadie nunca me regaló nada!

Y por favor, no se les ocurra googlear; demasiada información hay al respecto de este día, y no podemos permitir que se pueda activar eso que llaman memoria. Miren nomás lo que encontré del juicio que llevó a la horca a los Mártires de Chicago, en cuyo honor se conmemora en casi todo el mundo hoy el 1˚ de Mayo como Día Internacional de los Trabajadores:

"El juicio fue totalmente manipulado, en todos los sentidos, siendo mas bien un linchamiento. Se les acusaba de complicidad de asesinato aunque nunca se les pudo probar ninguna participación o relación con el incidente de la bomba ya que la mayoría no estuvo presente y uno de los dos que estuvieron presentes era el orador en el momento que la bomba fue lanzada.

No se siguió el procedimiento normal para la elección del jurado, que acabó siendo formado por hombres de negocios y un pariente de uno de los policías muertos, y en su lugar se nombró un alguacil especial quien se jactó: "estoy manejando este proceso y sé qué debo hacer. Estos tipos van a colgar de una horca con plena seguridad". Tuvieron lugar una infinidad de manipulaciones, amenazas y sobornos para que se dieran testimonios ridículos sobre conspiraciones. El asunto era simple y estaba todo muy claro; el mismo fiscal Grinnel lo dijo: "La ley está en juicio. La anarquía está en juicio. El gran jurado ha escogido y acusado a estos hombres porque fueron los líderes. No son más culpables que los miles que los siguieron. Señores del jurado, condenen a estos hombres, denles un castigo ejemplar, ahórquenlos y salven nuestras instituciones, nuestra sociedad". Todos fueron encontrados culpables y sentenciados a muerte, a excepción de Oscar Neebe, condenado a 15 años de prisión."

Incluso encontré que un tal José Martí, que era corresponsal en Chicago del periódico La Nación de Buenos Aires, escribió:

«Salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro... Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita: "la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora». Les bajan las capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable».